Un viaje, una sonrisa y un adios... 2a parte: Presente... y nada más

Aquel amigo, el otro amigo y ella eran amigos de hace tiempo, se conocían desde su lugar de origen, una tierra no tan apartada, pero tampoco tan cercana como para considerar como destino de viaje para un fin de semana, pero en ese momento no importaba, el presente se vivía al día, y y esa distancia parecía una estación que no llegaría.

Conocimos mas amigos y amigas, como una amiga lejana que era originaria del lugar donde yo nací; y otro amigo lejano, originario de un lugar al que nunca he ido, pero que seguro me gustaría visitar. En fin, era una convivencia fantastica, sin embargo, no podía dejar de pensar en ella.

Solo fueron tres días los que compartimos, tres días que se fueron como agua, entre discusiones, comentarios, conferencias y películas, desvelos y confidencias acompañadas por un primer beso justo al alba de la madrugada.

Fue toda una novela, con su desarrollo:  donde formulamos esas preguntas obligadas que uno hace en las primeras platicas. Preguntamos color favorito, musica favorita, comida favorita, que vamos a estudiar, siempre con algo que comentar. Hablamos de presente, pasado y futuro, pero nunca de nuestro futuro... porque temíamos de la verdad, el clásico cliché que nubla la posibilidad de que algo de lejos funcione, de lejos... de lejos no se puede. Eso es lo que dice cualquiera que no esté dispuesto a arriesgar, a intentar, a ir más allá... y en ese momento me incluyo en ese grupo, porque en ese momento no lo quería pensar.

Ella pensaba igual, no lo sabía pero pensaba igual. Sabía que no había mañana, y sin embargo todo sucedió tan natural, los primeros dos días eran como si nunca fuera a terminar. En su sonrisa solo alcanzaba a ver lo que me mostraba a simple vista, que estaba contenta, y eso en ese momento me hacia feliz.
Me cuesta trabajo creer la intensidad que se puede adoptar en una situación así, al encontrarte en una adolescencia tardía (que en general ya es cuando te acercas a tus súper 18 años) mantienes esos detalles que te mantienen como un inexperto en la vida, sobre todo en cuestiones relacionadas con desventuras como el amor... jaja.. es tan cursi como suena, pero también es tan real como lo es para quienes lo han experimentado alguna vez.

Compañero, era un coregionario mio, al que mi amigo conocía de antes. me habia dicho que era un aficionado, pero al conocerlo, no parecía tal. Este compañero era un bohemio-joven-cantautor, que nos deleitó con unas cuantas canciones, de esas que recuerdas a través del tiempo, como mitos que existieron, pero sin poder identificar cada una de sus palabras después... recuerdo ese momento porque ahi estabamos, ella y yo, disfrutando de ese pequeño concierto particular, sosteniendo las manos fuertemente la última noche... justo antes de la despedida que parecía que, ahora sí, nos iba a alcanzar.... continuará...

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