Con rumbo a ningun lugar

¿Cuánto tiempo he pasado escuchando música? tal vez mucho. Recuerdo cuando durante mi adolescencia comencé a escuchar música por mi propio gusto. Un amigo me pasó en ese entonces un casete (obviamente al hablar de música y mi adolescencia tendrá relación con medios de almacenamiento antiguos, así que allá vamos). Ese casete tenía canciones de "Guns'n roses" que le gustaban a mi amigo. Fue sumamente interesante adentrarme en música que fuese más allá de lo que escuchaban los grandes de mi familia. Antes acceder a material musical fuera del alcance de lo que había en casa se hacía por medio de la radio. Me era difícil encontrar algo de mi agrado. Parecía que cuando escuchaba radio lo que más atinaba era la estática y programas hablados, obviamente de joven eso me parecía aburrido de más (al mismo nivel la estática que los programas hablados). Gracias a los casete se abrió la ventana de la posibilidad para escuchar música personalizada a mi gusto incipiente. Por un lado esta

La mañana amanece fría. Hago notar esta diferencia usando este adjetivo porque no siempre amanece así. Es Otoño, sin embargo el frío no se había manifestado aún en demasía. Habían pasado lindos días, el clima mostrando su mejor cara. Al menos eso me parecía a mi. Siempre me gustaron los climas templados. De donde yo soy originario el clima era así. Me encantaba poder usar playera, camisa o un sweater ligero para cualquier día. No tener que preocuparme por como está el clima para saber cual sería la mejor elección. Y no hablo ni siquiera de colores, simplemente para saber que tan abrigado salir. En lugares con climas más extremosos el salir con la ropa adecuada es fundamental. Creo que donde el tiempo se mantiene más al límite, ya sea hacía el frío o el calor, es más sencillo, sólo hay una combinación de variación de abrigo, o usar o no usar. El verdadero problema, y es ahí donde ya planto mi claro desagrado, son esos climas errantes y cambiantes. No estoy hablando solo de los que cambi

Hace no tanto como para decir que fue mucho, ni tan poco como para decir que fue recién, es que sucedió esta historia. Dicen que los caballeros andantes ya no existen, y mucho menos errantes, cualquier parecido a ello es tomado como un subgénero del vagabundismo. Profundizar en las cuestiones legales que no permiten a estos pintorescos personajes suceder, no viene a la cuestión de este relato. Puede que sea considerado ficción, pero yo me arriesgo a decir que es tan real como lo es el aroma de una buena comida, o el resplandor de una buena pintura, es decir, tan real como el aura del mito que sugiera su existencia. Obviamente, en tiempos actuales, la imagen romántica de un caballero en su caballo es un poco complicada. Cada vez los senderos de tierra son menos frecuentes para conectar lugares. Incluso en el campo, entre pueblos es muy común en nuestros días el uso de asfalto como material para los nuevos caminos. Por lo tanto, una motocicleta para sustituir a un caballo, es una acepció