Mirar por la ventana, ¿un viaje?


Estar mirando por la ventana puede ser singular viaje a donde ya conocías. La importancia de mirar fuera, ¿cuánta diferencia puede hacer un agujero en la pared? mucha. No tener ventanas en una construcción moderna nos remite a la era de las cavernas, de ese tiempo dónde más que un lugar de descanso era tan solo un lugar de resguardo. No por anda esa historia de la caverna de Platón, donde los prisioneros viven con una idea equivocada del mundo, pensando que todo son sombras, porque eso es lo único que llegan a ver plasmado en las paredes de roca de la cueva.

Mirar fuera nos vuelve asombrables. Nos activa los sentidos en distintas direcciones invitando a la creatividad a hacer un uso combinado para poder obtener mayor información de lo que nos rodea. Sonidos trepidantes, brisas apagadas al atardecer, autos pitando a lo lejos, olores de lluvia y tierra mojada, colores del cielo cambiante y filtros distintos dependiendo de la luz que haya ese día, más frío, más calor... No por nada la ventana es la apología de la búsqueda eterna de la libertad.

La prisión con ventana permite a la utopía del escape existir. La ventana es invitación a salir, un limbo entre el correr y quedarse sentado. Esas sesiones escolares aburridas de alguna clase de la que seguro no quiero, ni podría acordarme, sin una ventana habrían sido insufribles. Cuando uno mira fuera con ganas de escapar, el viaje simplemente sucede.  

Desde que se inventaron, seguramente son invaluables en cualquier clase de construcción. El ser humano necesita ventanas. Necesita un agujero que recuerde que aunque esté rodeado de paredes aún existe la libertad.

Pienso entonces, ¿qué será lo más natural? estar afuera o estar adentro. Agorafobia o claustrofobia. Tan solo nos ponemos límites. Cuando las cavernas sabíamos que lo que queríamos era estar fuera, a la luz, lejos de amenazas que nos pudieran hacer daño, tanto animales como climatológicas. La cueva fue resguardo, las paredes también, la ventana, a veces la única ventana es la única salida. La ventana en mi mente, la ventana en el auto, la ventana en la lavadora, en el edificio, en el avión, en la cabaña, en el submarino. Con las ventanas el encierro es menos, siempre la ventana es una invitación a salir. ¿Qué será lo más natural? ¿el encierro o salir?

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