Cuando dormir fuera... reflexiones de un vagabundo sonámbulo


Hola amigo vagabundo, tu que has pasado más noches fuera de tu hogar más veces que cualquier otro individuo. Lugares que hacen añorar el regazo hogareño y otros que hacen olvidarlo, al menos por una noche.

Cuando pasas noches fuera de tu casa es útil no ser tan exigente con el lecho que comparte tu sueño. Dormir siempre es una necesidad, a veces - y casi siempre - , es más una necesidad que un gusto, cuantas veces no se queda uno con las ganas de seguir la fiesta, o seguir el camino, o seguir despierto en una cama ajena, pero el sueño, como la cruda, tarde o temprano nos ataca. Por eso una de las cosas que mas agradezco de mi cuerpo poco achacoso de vagabundo es esa poca exigencia por la comodidad al dormir. Gracias a ello, he podido mantener un buen sueño aún en las condiciones más extremas, por ejemplo en un autobús en movimiento, con olor a gasolina y ventanas abiertas en medio del frío de la noche de una carretera helada y desolada, con el tipo oliendo a calcetín sucio en el asiento de a lado, o el olor a pañal de un bebé al que acabas de oír aprender a usar correctamente la palabra popó; en un colchón desvencijado con resortes que parecen piedras; en bancas de piedra en plazas solitarias; o en camas entre piernas que ya no te inspiran nada, una de las más difíciles por cierto.

Recuerdo esas noches, porque no fue solo una noche sino fueron varias. ¿Por qué regresa la costumbre instintiva humana de cometer el mismo error una y otra vez? ¿Por qué no buscar el lecho que realmente conforte tu sueño, o al menos tu espíritu? basura, siempre estamos buscando aventuras y problemas, a veces es mejor  pasar la noche en la cama donde tengamos que salir corriendo que dormir en un cómodo king size solo, esperando la llegada de un sueño en particular que nunca llega, difícilmente soñamos lo que queremos, a veces es mejor querer lo que soñamos.

Una noche más y la oscuridad me ha alcanzado, no tengo donde llegar ni a quien interrumpir para pedir un espacio junto a su almohada. Dormir en la calle no parece tan difícil, pero lo es, sobre todo en noches de invierno donde el calor de uno mismo no basta para mantenerte tibio hasta el final de la madrugada. Es bueno sin duda saber dormir fuera, disfrutarlo, e incluso saber cuando huir a cualquier otro lado, pero también es bueno saber cuando no hay que dormir fuera, a veces es mejor cumplir con la necesidad del sueño en un lugar común, a donde apunte el zapato e improvise la ocasión.

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