Corredor nocturno


Era de noche, y yo corría. No estoy seguro hace cuanto había comenzado con esta especie de obsesión. No tenía alguna razón en especial, las razones fueron apareciendo con el tiempo, y con el tiempo, aparecieron razones para dejar de hacerlo también.

Ya antes me gustaba correr, pero solo lo hacia por las mañanas, buscaba aprovechar el tiempo en aquel entonces, y el correr para mi era el pretexto para levantarme temprano, pero ahora, con este ejercicio nocturno no buscaba aprovechar el tiempo, sino solo perderle.

Correr de noche es diferente, y en cierto modo peligroso, la gente se asusta a veces cuando te ve pasar, y los conductores de los carros les sorprende encontrar una sombra que se va moviendo a velocidad. Varias veces me cruzaba por las calles, maneobra de lo mas arriesgada siempre que eran avenidas, ya que no falta algún acelerado que me diera un susto al pasarse el alto del semáforo a toda velocidad.

Volteaba a ver la cara de personas que me desviaban la mirada, la gente por la noche se vuelve más desconfiada. Para un corredor la situación es diferente, el continuo movimiento te hace sentir cierta seguridad. Corría y si veía algo desagradable corría mas rapido y si había algo que valiera la pena ver, trotaba, trotaba en mi lugar para apreciar eso que movia mi curiosidad, paraba ante cualquier cosa que me llamara la atención, cualquier cosa menos una sonrisa. Si por algún motivo me encontraba con una sonrisa que por fortuna del azar me mirara cuando yo también lo hacía, ¡maldición! , mi ventaja se volvía desventaja, no podía detener mi movimiento continuo, solo había un descanso en esa rutina trasnochada, y era al regresar a mi morada.

Claro que no estaba solo, de vez en cuando me encontraba a alguien que también corría, el cruce de miradas en esa circunstacia era diferente. Un corredor nocturno es mas reservado, sin embargo también es cordial. Una mirada de soslayo bastaba para significar un amigable "buenas noches". Sin embargo ir en una sola dirección puede ser complicado, como me sucedió una vez.

En la noche hay toda clase de personajes nocturnos, no cabe duda. Esa noche parecía como muchas otras una noche tranquila. Corría por mi habitual ruta, que incluía el paso por un amplio camellón donde al correr podías jugar al paso de las sombras de los arboles que te ibas encontrando. En eso, saliendo de una calle perpendicular y cruzando la calle, apareció otro corredor nocturno, emparejando mi paso se colocó delante de mí si seguimos corriendo. Fue curioso al principio, y me causó cierta incomodidad notar que seguía mi mismo camino, aunque me daba mas incomodidad el pensar que mi compañero corredor pensara que lo seguía, pero el estaba siguiendo mi ruta, no tenía porque ser así, sin embargo nunca me preguntó nada, pero aceleraba el paso cada vez que yo lo aceleraba. Al dar la vuelta y pasar de nuevo por la calle de donde había aparecido, volvió a desaparecer.

Al día siguiente que salí a correr fue igual, y al siguiente igual, todas esas veces yo siempre detras suyo, pero seguíamos sin cruzar palabra. Seguimos así algunas semanas, hasta que me decidí. Me decidí a rebasarlo, a alcanzarlo, la curiosidad me había hecho no variar mi ruta, quería saber hasta donde podía llegar este personaje. Así que una noche lo rebasé.

Esa noche, parecía normal. El tránsito vehicular era moderado para la hora. Yo iba corriendo con los ojos bien abiertos, esperando el momento que pudiera aparecer. Y de repente ahi estaba, cruzando la calle justo cuando yo iba pasando por ahi, de repente me di cuenta también de lo extraño que eso en realidad era, un mes ya y siempre salía cuado pasaba yo por ahi, a pesar de que no siempre lo hiciera a la misma hora. Así que en ese momento aceleré, parece que si habia dado cuenta e intentó hacer lo mismo, pero no pudo ir por delante esa vez, yo le llevaba ventaja. Así que por fin, lo habia tomado por sorpresa, y yo esa vez iba encabezando la carrera. En efecto parecía carrera, por un momento seguí mi misma ruta, pero mi intención de llevar la situación al límite me hizo virar en una calle de repente, él me siguió, todo parecía cada vez mas sospechoso. Corría más y más rápido, corría y corría, era como un sprint prolongado, no sabía donde iba a terminar, pero mi acompañante era igual de rápido que yo y apenas lograba ventajarlo. Por fin le tomé ventaja de unos 5 metros, cuando crucé una calle sin mirar a los lados, y por detrás de mi pasó un auto a una velocidad considerable, rosando la suela del pie que iba detrás, mi sobre salto me hizo detener. Voltee inmediatamente, mi acompañante también se había detenido, al parecer lo había hecho con tal sobre salto que casi cae, de haberme seguido hubiera sido atropellado. Me miró a la cara, yo no pude reconocer la suya con el escaso alumbrado que ahi habia, entonces desde el otro lado de la calle me dijo "yo solo quería correr mi amigo, ¡eres un ojete!, ahi te ves", y se fue corriendo en la dirección opuesta.

No lo volví a ver, cuando salia a correr pensaba en el misterio de ese corredor nocturno, ¿que pretendía en verdad?, ¿habré perdido un amigo corredor entonces? ¿era un merodeador a caso? .... no logré reconocerle.

Después de un tiempo más dejé de correr por las noches, por un lado dediqué tiempo a otras actividades nocturnas, y por otro creo que ya no había la motivación de superar esa sombra que me estuvo acompañando, una sombra que me hacia exigirme más. Y por otro lado, comenzó a llover y los carros me salpicaban agua al pasar, llegaba a casa con exceso de lodo en mi ropa.

Así concluyó mi época de corredor nocturno... a seguir, a donde apunte el zapato e improvise la ocasión....

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El Crucero Pirata

El dilema de amig@, ¿dejar atrás la Friendzone?

Pan de casa, como no decir nada pero decir algo